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domingo, 22 de junio de 2014

Harney&Sons - Té verde con flores y limón



Hoy es domingo y los domingo me gusta tomar un buen té, cuando digo buen té me refiero a uno caro. Los domingos por la tarde no son buenos, al menos para mí, el fin de semana se acaba y en unas horas llegará el "tan apreciado" lunes pero la tradición de tomar un buen té los domingos por la tarde hace que me olvide durante un rato de todo lo demás.

Para esta tarde he elegido un té verde con flores y limón de la casa Harney & Sons. Hace ya más de 5 años que me compré mis primeras latas de H&S, ni si quiera sabía si era buen té, simplemente quería las latas. El precio creo que rondaba cerca de los 10€ y vienen 20 sobre, eché unos cálculos y las cuentas me salían. Además con cada pirámide puedes preparar té para 2 tazas así que realmente serían 40 tés.

A estas altura no voy a contar nada nuevo del té verde, lleno de antioxidantes, propiedades anticancerígenas, adelgazantes y hasta nos ayuda a prevenir las caries, vamos, todo un tesoro.
Personalmente el té verde sólo no me gusta, me parece demasiado amargo, por ello siempre lo compro o bien aromatizado o bien mezclado con otras hierbas, como en éste caso.

Cuando abres la lata te llega un olor embriagador, entre dulce y ácido, aunque las notas de limón predominan. Olfativamente ya es una delicia.


Lo segundo que llama la atención el colorido de la mezcla, naranja, amarillo, verde, azul,... ¿hay algo más precioso?



Preparo el té siguiendo las instrucciones de la lata. Pongo a hervir el agua y dejo que se enfríe un poco. 



El color del té va tornando poco a poco hacia un amarillo anaranjado, probablemente dado por la corteza de naranja. Una vez en la taza el olor que predomina es más florado. El primer sorbo tira a amargo aunque todavía está muy caliente.



Tras dejarlo enfriar doy el sorbo definitivo, ...,  sin duda floral, es como darle un sorbo al jardín aunque de fondo se aprecia perfectamente el té verde y su amargor.

En resumen tiene un sabor bastante bueno muy dulce, más florado que cítrico, esperaba notar más el sabor a limón, pero sin duda muy buena elección.


sábado, 21 de junio de 2014

Te blanco de Clipper


Hoy me he decantado por tomar un té blanco de la marca Clipper.

He de reconocer que esta marca inglesa es una de mis preferidas, primero por la gran gama de sabores que disponen y segundo por el precio packaging (espero que sea por este orden :))

Este es el primer te blanco que compro y pruebo. Había leído multitud de beneficios del té blanco, sobre todo me llama la atención que 100 veces más antioxidante que el té verde ya que contiene 3 veces más polifenoles, encargados de aumentar las defensas de nuestro organismo y neutralizar los radicales libres,  y sin embargo tenga tan poca fama. Si a ésto además le sumamos su efecto quemagrasas (10 veces superior al té verde) y sus maravillosos efectos sobre la piel casi lo convierten en el té perfecto.

Hasta aquí la parte técnica, ahora voy realmente a lo que me interesa, describir éste té.

Como ya he dicho antes, los packaging de esta marca me encantan, con tantos coloridos que decoran y alegran mi cocina me fascinan. Al abrir la caja nos encontramos con las bolsitas de té, que curiosamente vienen de 2 en 2, hoy el té era para mi sola así que tuve que separalas.

 Puse mi maravilloso hervidor en marcha, que gran invento, creo que decimos esta frase todos los días en casa, lleva poco con nosotros, un par de años como mucho, pero nos ha cambiado la vida.


Lo he preparado tal y como indica la caja, dejando enfriar un poco el agua hirviendo y después dejarlo reposar 2/3 minutos.


Los primeros sorbos han sido un poco amargos, me suele suceder con todos los tés cuando están demasiado calientes. Lo he dejado templar un poco y ahí estaba. Uno de los mejores sabores que he probado. Muy suave y dulce, ya practicamente sin amargor, he disfrutado, del que probablemente sea, uno de mis tés preferido.


Sin duda no faltará en Mi rincón del té.


Historia del té


HISTORIA CHINA

El emperador chino Shen Nung era un hombre sabio y erudito. El insistía que toda la agua potable debía estar hervida por motivos de higiene. Un día, en el año 2737 A.C., el emperador y su corte se reclinaron debajo de un árbol solitario. Cuando sus hojas soplaron en el agua hirviendo que sus criados preparaban, el emperador sintió un aroma exquisito y de inmediato no resistió y probó aquel brebaje y lo encontró exquisito. Después de este accidente ordenó que se llevaran a cabo enseguida extensas plantaciones del árbol de donde procedían aquellas hojas. Ésta era la planta silvestre del té.




HISTORIA INDIA

De India también proviene una leyenda que dice así: en el año 500 después de Cristo, el faquir Dharma hizo el voto de no dormir durante 7 años. Sin embargo, después de 5 años de sumersión espiritual, parecía que ya no lograba vencer el sueño. Lleno de desesperación y consciente de no poder cumplir su voto, cogió unas ramas de un árbol debajo del que había acampado. Se llenó la boca con algunas hojas y las masticó. Poco después, Dharma experimentó un efecto refrescante y estimulante y recuperó las energías necesarias para cumplir su voto. 


 HISTORIA JAPÓN

Los japoneses también tienen su propia leyenda acerca del descubrimiento del té. El penitente Bodhidarma hizo promesa de meditar durante 7 años. A pesar de su promesa, una noche se quedó dormido. Cuando se despertó a la mañana siguiente, se enfadó tanto por su incumplimiento de la promesa que se cortó los párpados y los tiró al suelo. En cuanto sus párpados tocaron el suelo echaron raíces, y pronto se convirtieron en un arbusto grande. Cuando el penitente vio el milagro se preparó una infusión de las hojas. De todas las regiones llegó gente que se había enterado del milagro. Muchos imitaron al penitente y se prepararon una bebida de las hojas. ¡El efecto refrescante y estimulante se hizo famoso en todas partes! El sabor y el perfume deliciosos de la infusión fueron motivo suficiente para considerarla un regalo “divino”. En la escritura japonesa, los carácteres de párpado y de té son los mismos hasta el día de hoy. 




El té llega a España

El té llegó a España en el siglo XVIII como una moda más importada de Francia y Gran bretaña. La costumbre de los españoles de tomar chocolate y café chocó con la nueva moda del té, que estaba considerada como un signo más de esnobismo extranjero, pues el chocolate era entonces para el español lo que el té para el inglés. En un principio, el té tuvo un considerable rechazo. Se ha de esperar hasta comienzos del siglo XIX para que el té comience a conocerse fuera de los salones ilustrados. El hábito del té de la tarde cuajará especialmente entre la aristocracia, que tomará la bebida en enormes juegos de té de plata importados de Gran Bretaña y Francia o realizados por plateros españoles. El tomar el té en sociedad era un signo de distinción. Tras la guerra civil, el té queda algo relegado. Tuvieron que pasar muchos años para recuperar la costumbre de tomar una taza de té a media tarde.